Desde
el primer momento que se empezaron a desarrollar los diálogos en La Habana con
los delegados de las Farc, siempre expresamos nuestra preocupación sobre temas
electorales, donde pedíamos al gobierno que era indispensable la entrega de
armas y del dinero del narcotráfico antes que empezaran a hacer política, pero
como muchos otros consejos, el gobierno Santos se hizo el de los oídos sordos y
no oyó.
La
situación hoy es gravísima, estos personajes recorren el país, con recursos de
nuestros impuestos, viajan en primera clase, y asisten a dar conferencias en
muchas universidades, otros, citan a alcaldes de municipios aledaños a las
zonas de concentración a darles ordenes de cómo administrar y de las
coaliciones que deben hacer para las próximas elecciones cuando no han
entregados las armas, ni los menores, ni los recursos producto del
narcotráfico, ni las rutas.
Cada
día que pasa vemos mas embolatado el famoso post conflicto, ninguna de las dos
partes está cumpliendo, por lo menos lo que dicen los acuerdos visibles, esta
semana el ejército encontró una de las mas de 600 caletas que dicen hay en el
país con armas y dinero producto de sus fechorías.
Nada
puede ser mas peligroso para la democracia que unas elecciones donde impere el
billete, esto ha venido sucediendo en nuestra Colombia, donde los votos no
pertenecen al político si no al contratista que pone los recursos al político
para después recuperarlo vía contratos y prebendas, si ahora a esto le
adicionamos armas, seguramente acabaremos con lo poco que queda.
Aunque
en las grandes capitales y sitios poblados no es fácil ganar con armas, en el
campo si lo es, y estos bandidos podrían ganar un control territorial bastante
grande.
Al
sol de hoy no sabemos todavía si las caletas, las 600, eran parte de los
acuerdos, o se constituyen en un nuevo delito que queda por fuera de los
acuerdos, o es parte de los acuerdos por debajo de la mesa, el gobierno no
puede seguir haciéndose el de la vista gorda, los niveles de popularidad de
todos los organismos de Estado hacen que la democracia esté en juego por cuenta
de la falta de credibilidad.
Mientras
las Farc no cumplan, los colombianos no debemos ser tan benévolos con ellos,
debemos ser fuertes y demostrarles que deben estar arrepentidos para ser
perdonados por la sociedad, y que la entrega de los niños y las armas son una
prioridad in eludible.
Aprovecho
este artículo para mandar un mensaje de apoyo a los venezolanos, que
seguramente sus lucha esta vez no será en vano, y que como siempre lo han
dicho, “El que se cansa, pierde” fuerza Venezuela.
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