lunes, 10 de julio de 2017

Política con armas y dinero

Desde el primer momento que se empezaron a desarrollar los diálogos en La Habana con los delegados de las Farc, siempre expresamos nuestra preocupación sobre temas electorales, donde pedíamos al gobierno que era indispensable la entrega de armas y del dinero del narcotráfico antes que empezaran a hacer política, pero como muchos otros consejos, el gobierno Santos se hizo el de los oídos sordos y no oyó.

La situación hoy es gravísima, estos personajes recorren el país, con recursos de nuestros impuestos, viajan en primera clase, y asisten a dar conferencias en muchas universidades, otros, citan a alcaldes de municipios aledaños a las zonas de concentración a darles ordenes de cómo administrar y de las coaliciones que deben hacer para las próximas elecciones cuando no han entregados las armas, ni los menores, ni los recursos producto del narcotráfico, ni las rutas.

Cada día que pasa vemos mas embolatado el famoso post conflicto, ninguna de las dos partes está cumpliendo, por lo menos lo que dicen los acuerdos visibles, esta semana el ejército encontró una de las mas de 600 caletas que dicen hay en el país con armas y dinero producto de sus fechorías.

Nada puede ser mas peligroso para la democracia que unas elecciones donde impere el billete, esto ha venido sucediendo en nuestra Colombia, donde los votos no pertenecen al político si no al contratista que pone los recursos al político para después recuperarlo vía contratos y prebendas, si ahora a esto le adicionamos armas, seguramente acabaremos con lo poco que queda.

Aunque en las grandes capitales y sitios poblados no es fácil ganar con armas, en el campo si lo es, y estos bandidos podrían ganar un control territorial bastante grande.

Al sol de hoy no sabemos todavía si las caletas, las 600, eran parte de los acuerdos, o se constituyen en un nuevo delito que queda por fuera de los acuerdos, o es parte de los acuerdos por debajo de la mesa, el gobierno no puede seguir haciéndose el de la vista gorda, los niveles de popularidad de todos los organismos de Estado hacen que la democracia esté en juego por cuenta de la falta de credibilidad.

Mientras las Farc no cumplan, los colombianos no debemos ser tan benévolos con ellos, debemos ser fuertes y demostrarles que deben estar arrepentidos para ser perdonados por la sociedad, y que la entrega de los niños y las armas son una prioridad in eludible.


Aprovecho este artículo para mandar un mensaje de apoyo a los venezolanos, que seguramente sus lucha esta vez no será en vano, y que como siempre lo han dicho, “El que se cansa, pierde” fuerza Venezuela.

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