Es
difícil entender mirando los indicadores de los países emergentes o en vía de
desarrollo cómo llegarán más rápidamente a ser desarrollados. Esto pasa porque
un solo indicador no nos dice mucho, debemos mirar bastantes para llevarnos una
buena idea de qué pasa en realidad.
Me
gusta mucho hacerle seguimiento al Producto Interno Bruto per cápita que divide
el PIB de un país entre sus habitantes. Es un buen indicador y si miramos el
caso colombiano nos llevamos bastantes sorpresas. Haciendo un análisis de los
datos de este indicador para Colombia, algunos países afines y los países desarrollados
desde 1990 vemos los siguientes resultados:
Colombia
pasó de tener un PIB per cápita en 1990 de US$1,175,15 a US$5,805,61 en el 2016,
un muy buen resultado comparado con países como Brasil, México y Turquía, y un
poco por debajo de Chile y Perú que tuvieron un crecimiento mayor.
En
términos absolutos los US$5,805,61 son un valor bajo comparado con los valores
de países afines de la región (Brasil US$8,649,95; México US$8,201,31; Chile US$13,792,93)
y mucho más comparado con la OCDE donde el promedio son US$36,741,36. Esto me
hace pensar que estamos tratando de entrar a un club al cual no pertenecemos y
en donde hay países mucho más desarrollados y con ingresos muy diferentes a los
nuestros. En el año 2013 Colombia alcanzó la cifra de US$8,030,59 en su PIB per
cápita, pero este valor ha venido cayendo por la devaluación del peso frente al
dólar.
Adicionalmente,
el valor del PIB per cápita es importante estudiarlo conjuntamente con el
coeficiente de GINI, que es una medida de desigualdad económica. Él mira qué
tan bien está redistribuido el PIB dentro de la población y quizás es el peor
indicador de nuestro país.
Somos
uno de los países con mayor desigualdad. La población más vulnerable no ha
tenido acceso a este crecimiento y sigue en lugares apartados, con una
educación mala y con servicios de salud deficientes.
Aunque
los datos anteriores en general nos muestran rezagados de nuestros pares,
quiero que miremos otros indicadores que no son propiamente científicos, pero
que nos muestran que sí se ha mejorado la calidad de vida de nuestros
habitantes.
Primero,
Colombia es un país con una geografía muy difícil. Existen sitios demasiado
remotos o complicados de acceder donde prácticamente no había llegado ni la
civilización. La manera de transportarse y de comunicarse siempre ha sido un
problema, pero hoy en día gracias a las nuevas tecnologías mucho ha cambiado.
En este sentido el teléfono celular ha generado un cambio brutal en la vida de
los colombianos. Pasamos de esos vetustos radio teléfonos y de avisos por
emisoras a que hoy en día todo colombiano tiene un teléfono. El índice de
Colombia por cada cien habitantes es de 108 teléfonos, lo que quiere decir que
tenemos más líneas que habitantes.
Otro
cambio que hemos sufrido para bien es el de la proliferación de motocicletas. Independientemente
del caos de tráfico y de la polución, acordémonos de los problemas de
locomoción desde las veredas a los cascos urbanos, y en las mismas ciudades lo
caótico que era. Colombia tiene más de 7.000.000 de motocicletas que se han
convertido en un arma de transporte y de trabajo para las familias. El 25% de
las familias tienen una moto. Sin embargo, estamos lejos de países como
Indonesia, Malasia y Vietnam donde el 80% de las familias tienen este vehículo.
En
el tema de la educación se han hecho muchísimos esfuerzos para mejorar la
calidad, desafortunadamente en este campo tenemos dos inconvenientes muy
complicados de resolver. El primero, la corrupción. Hemos visto como a través
de contratos a dedo se han venido robando la alimentación escolar con una
desfachatez increíble. Segundo, el cáncer de Fecode quien está absolutamente
cooptada por la izquierda. No hacen y tampoco dejan hacer; no se dejan evaluar
y no sabemos a ciencia cierta qué le están enseñando a las nuevas generaciones.
Seguir trabajando en este campo es primordial.
No
quiero terminar esta columna sin hablar de la salud; un tema candente y
complicado donde ha pasado de todo, pero hoy en día tenemos más del 90% de la
población inscrita bien sea a una EPS o al Sisben. Soy consciente que la
calidad no es la mejor y que el sistema esta colapsado, pero comparativamente
estamos mejor que otros países inclusive los desarrollados.
Como
vemos, al final necesitamos crecer para lograr llegar al club de los países
desarrollados y, como lo he venido diciendo, debemos hacerlo por encima del 4%.
Para lograrlo toca hacer además de esfuerzos mucho sacrificio; bajar el
endeudamiento, disminuir el gasto público y bajar las tasas impositivas debe
ser nuestra meta. De eso es de lo que deberían hablar las personas que quieren llegar
en el 2018 a manejar a Colombia.
(Cifras
y datos de www.bancomundial.org)