Como estamos en el país del sagrado corazón, somos consientes que nuestros líderes siempre han sufrido de delirio de grandeza y arrogancia, pecados que tristemente han llevado al país por los caminos errados.
Tal vez el efecto más importante es que cualquier colombiano se siente con capacidades de ejercer cualquier cargo, y en elecciones el resto de colombianos les creen el cuento, muchos o muchísimos de los elegidos en estas últimas elecciones no están capacitados ni tienen la experiencia para hacer una buena gestión, empezando por el alcalde la capital, no conoce la ciudad, y sus ideales son sacados de la revolución bolchevique que ya vimos fue un fracaso.
Pero, además de los que están elegidos, su ego aumenta cuando salen porque generalmente consideran que hicieron un buen gobierno, cuando en realidad, le causaron muchos problemas al país.
Es gracioso ver a expresidentes que casi acaban al país, dando clases de moral y de buen gobierno sin la menor pena, inclusive siguen teniendo ese sanedrín que tuvieron durante el gobierno defendiendolos, bien colocados, o en los medios de comunicación.
Pero tan vez el caso que me causa más esfuerzo entender es lo que pasa con el actual gobierno, fue elegido con votos del que le esta haciendo zancadilla, le esta dando el poder del gobierno al partido perdedor, está contradiciendo a sus electores, y cuando le preguntan, con arrogancia y desparpajo dice que no entiende porque piensan eso, como si además de ególatra pensara que somos estúpidos.
PREGUNTA: es claro que ninguno de los ternados diferente a Mesa va a trabajar por esclarecer el magnicidio de Alvaro Gómez Hurtado.
