lunes, 10 de julio de 2017

El desesperado y los codiciosos

Cada día estamos entendiendo más porqué siempre nos dijeron que el acuerdo con las Farc, firmado y negociado en La Habana, era único y que ningún otro acuerdo se le parecía. La razón es que nadie, fuera del gobierno Santos, firma algo tan desventajoso para el país; se les entrego todo lo que pidieron, a cambio de nada.

Muy bien lo dijo el ex presidente Pastrana cuando le dijeron que criticaba este proceso por envidioso ya que él no había sido capaz de hacerlo: dijo que, si les hubiera dado la cuarta parte de lo que entregó Santos, ellos hubieran firmado.

Desde que salió por televisión a decir que este proceso no sería de años si no de meses, le empezó el desespero. Necesitaba firmar, pero la contraparte no sabía de tiempos y aprovecharon estos seis años de proceso para llenar el país de coca y para enriquecerse con el narcotráfico.

Como en todos los acuerdos o contratos, el desesperado sale perdiendo mientras que el codicioso arma una estrategia para lograr sus objetivos.

Los goles más importantes fueron la no entrega de los menores y de las armas, algunos dirán a cuenta gotas y a escondidas, la justicia especial para la paz JEP y la impunidad total de los cabecillas. Muchos colombianos no aceptamos ni aceptaremos nunca que estos asesinos den conferencias y clases de moral por todo el país.

Pero adicional a la codicia de las Farc, al presidente le aparecieron otros codiciosos sin los cuales no podía lograr esta farsa y a todos les dio gusto. Al Congreso lo llenó de mermelada, a las Cortes les dio prebendas y puestos, a las Fuerzas Militares les cambió el espíritu de lucha por el espíritu mercantilista, puestos a familiares etc.

Otros codiciosos que entraron al ruedo y se aprovecharon del afán del gobierno fueron los medios de comunicación, los grupos económicos y los contratistas del gobierno. Cada vez que pienso que han entregado más de 117.000 millones de pesos en contratos y convenios directos concernientes a la paz desde la presidencia, entiendo lo fácil que es ganar adeptos con billete.

No sabemos en qué termine este desastre. Como van las cosas hasta ahora, vamos mal; mucha improvisación del gobierno y la contraparte no se ha saciado. Ahora seguro irán por sus enemigos históricos con anuencia del gobierno aprovechando esta justicia que se inventaron justo para eso.

Cómo cambiaría todo si el presidente en sus comentarios tan frecuentes pidiera que cayera todo el peso de la ley sobre los corruptos, así sean de su gobierno, en vez de defender a capa y espada lo indefendible.


La mezcla de corrupción, impunidad y anti política es una receta muy peligrosa para unas elecciones sin candidatos sobresalientes. Tenemos que estar atentos para que no nos metan un autogol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario