Muchos
analistas de medios de comunicación y de tribunas de opinión se ríen de que
alertemos a los colombianos sobre los riesgos del castro chavismo y del
socialismo del siglo XXI. Ellos opinan que somos muy diferentes y que en
nuestro país esto nunca pasará.
Los
colombianos no podemos pecar por ingenuos. Lo que se está viviendo hoy en día
en Venezuela no lo pensó ni se le ocurrió imaginarlo a ningún venezolano hace
17 años; hoy viven una pesadilla, no tienen comida, la pobreza aumenta día a
día, las libertades cada vez son menores y la democracia no existe.
Dentro
de los acuerdos que hizo el gobierno Santos con los narcoterroristas de las
Farc para la terminación del conflicto, se acordaron cambios de legislación que
introducen leyes que claramente tienen unas similitudes a las que se crearon en
el vecino país: la reforma electoral, la ley de tierras y ahora la
reglamentación del derecho a la protesta son algunas muestras.
Las
leyes por si solas no generan los cambios, estas necesitan una reglamentación y
que los dirigentes quieran hacerlas cumplir. Solamente el hecho de poder
expropiar tierras administrativamente da escalofrío, más aún cuando cada día
vemos a estos bandidos con más ínfulas y al gobierno más arrodillado.
La
corrupción en Venezuela hizo metástasis y los pesos y contrapesos se acabaron
hace tiempo; el ejecutivo, en cabeza del presidente, es el amo y señor de todo.
Acá no estamos tan lejos; tanto el Congreso como las cortes se convirtieron en
firmones del ejecutivo a cambio de prebendas, puestos y contratos. El famoso
Fast-Track y las facultades entregadas al presidente para hacer leyes hacen ver
a la ley habilitante de Chávez como un chiste.
No
quiero ser ave de mal agüero, pero vamos por un camino equivocado. Lo más grave
es que los medios de comunicación, los dirigentes empresariales y la población
en general es indiferente ¿qué necesitamos para despertar?
Muchos
de los temas fundamentales para los colombianos en los acuerdos se han estado
manejando a escondidas o a espaldas del pueblo. Hoy en día no tenemos certeza
de cuantos niños han entregado, el tema de las armas ya da risa y falta ver en
poco tiempo el día 180 del acuerdo cuando deben entregar sus capitales que
niegan tener, pero eso no se los cree nadie.
Defender
la libre empresa, las libertades y la familia debería ser nuestra prioridad. Cualquier
ley o evento que vaya en contra de ellas, va en contra de la democracia y va en
camino para convertirnos en un país inviable.
La Unión
Republicana, que no es más que una coalición del Centro Democrático, las bases
conservadoras, los cristianos, los evangélicos y demás personas que consideran
que el país va mal; debe lograr el triunfo en las elecciones del 2018 porque el
rumbo del país debemos cambiarlo rápido, antes de que sea demasiado tarde.
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