Cuando
Juan Manuel Santos dijo en una entrevista que después de su gobierno lo
considerarían un traidor de su clase, no solo fue cierto, sino que lo sobrepaso
con creces. Una cosa es traicionar a su clase y otra muy diferente traicionar a
48 millones de colombianos por alimentar un ego insaciable.
Desde
el mismo día de su discurso de posesión con la designación del gabinete y con
sus nuevos aliados políticos, cambió el rumbo del país; de defensor del Estado
de derecho y enemigo de la narcoguerrilla a todo lo contrario.
No
sabemos a ciencia cierta de dónde sacó el temita de hacer la paz cueste lo que
nos cueste, pudo ser influencia de su hermano Enrique o simplemente un engaño
que se tenía guardado desde hace tiempo. Su amistad con los Castro y su extraña
felicidad cada vez que esta rodeado de esa gente -como la foto risueño con los
cabecillas de las Farc- da náuseas y sospechas.
Estados
Unidos, como aliado natural histórico, no se había dado cuenta de lo que estaba
pasando en el país. La incoherencia ideológica de Obama, unido a su elocuencia,
tenían adormilado a los estadounidenses y habían dejado pasar el crecimiento de
los cultivos ilícitos, la prohibición de la aspersión aérea y la cercanía del gobierno
con Cuba y Venezuela. Muy seguramente Santos pensó que también podía timarlos a
ellos.
Pero
no, si algo tienen claro los norteamericanos es su economía de mercado y su
capitalismo. Ayudan a los países que son sus aliados y piden contraprestación,
pero desde que empezó el Plan Colombia nos han ayudado con billones de dólares
para la lucha contra el narcotráfico y en los últimos tres años los botamos a
la basura.
Lo
que pasó esta semana ya fue la tapa del gobierno Santos. Tratar de boicotear en
la “Conferencia de Prosperidad y Seguridad” en Centro América la agenda que
tenía el gobierno Trump acerca de Cuba era torpe y peligroso. Desafortunadamente
las cosas salieron mal y nos saldrán caro.
Definir
cualquier cosa en un juego de Poker es riesgoso, pero lo es más jugar con el
futuro de un país.
¿Quién
le dio el poder a Santos de cambiar de aliados, de volverse el mejor amigo de
los Castro y de Cuba, de países socialistas que más daño que bien le han hecho
a Colombia? - Nadie
Estados
Unidos ha sido el país que más nos ha ayudado en nuestra historia y no podemos
pedirle ayuda y serle infiel al mismo tiempo. Debemos trabajar para devolverle
la confianza en nosotros y en nuestras instituciones para volver a ser el
aliado que ellos necesitan. Esto también será un tema por el cuál debemos
derrotar al régimen en las elecciones del 2018.
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