miércoles, 7 de noviembre de 2012

LA FÁBULA DEL FRANKESTEIN CRIOLLO

En Colombia estamos acostumbrados a crear monstruos, y estos generalmente terminan perjudicando las instituciones, al gobierno, o simplemente a los ciudadanos del común que cuando se dan cuenta de lo que paso, casi siempre es demasiado tarde.
La historia de Frankestein tiene dos protagonistas principales, el gestor o inventor y el monstruo, algunos ejemplos criollos de esto sería el monstruo del Caguán y su gestor Andres Pastrana, o el monstruo de DMG y su gestor David Murcia, en esta oportunidad les contaré una historia sobre otro episodio de nuestro fabulario popular.
Esta historia se remonta a los años noventa donde un personaje al que vamos  a llamar el gestor, se ideó una manera de ganar dinero rápido, desafortunadamente la manera de hacerlo estaba prohibido por ley por lo cual le tocó luchar contra las instituciones, la regulación y la legislación, como era una pelea muy dura, no podía hacerlo solo, y para esto se consiguió como socios a otros personajes con menos conocimientos, una moral elástica, pero que a cambio de hacer plata relativamente fácil fueron unos buenos socios, se dejaban llevar en los negocios, pero por otro lado le abrían camino ante la sociedad, la comunidad, le dieron status, etc. Este negocio que creó lo llamaremos Frankestein, y le pongo así porque se parecía a un negocio dentro de la ley, lícito, funcionaba como si fuera normal, por dentro tenía pecados, y había nacido de algo prohibido, muchos decían que estaba en la linea de la legalidad, para mi estaba bastante alejado.
Frankestein vivió durante muchos años, el gestor lo manejaba, era el mandamas, pero trataba por todos lados de no ser visto así por la comunidad, y aunque todos sabían que el tenía las riendas del monstruo, todos los que convivian con este lo negaban.
Durante todos estos años hubo momentos difíciles, que de alguna manera lograron sacar adelante, se necesitaron operaciones de corazón abierto, respiración boca a boca, pero talvez lo que mejor les funcionó durante todo este proceso fue lo que yo llamo la operación Aguacate, que no es mas que acelerar la maduración del monstruo a punta de periódico, como al final todo seguía funcionando aumentaron sus adeptos, es mas, amigos mios cayeron en sus encantos, y aparecieron  crías, aprendices de gestores y frankesteincitos.
El Frankestein original con el correr del tiempo fue aceptado por los humanos, y por la sociedad, actuaba como tal y dado el paso del tiempo,  ese pasado, su creación,  a muchos se les olvidó.
Cuando ya este monstruo tenía cédula paso algo que iba a cambiar el curso de la historia, y es que generalmente los segundos y terceros quieren que sus frankenteincitos sean más importantes que el original, y empezaron a crear otros laboratorios para hacer mas monstruos, unos eficientes y otros no tantos, al principio todos tenian el aval del gestor, después se volvieron competencia, al final el gestor original decidió dejar en libertad a Frankestein, y lo dejo a cargo de los aprendices, y se retiró a sus aposentos, pero no dejo las instrucciones claras para el mantenimiento del monstruo, este sin el cuidado de su gestor se volvió agresivo, violento, y empezó a ser un problema para la sociedad, se llego a creer que era inmortal pero un día en un descuido la sociedad terminó dandole cristiana sepultura por el bien de la comunidad, quedaron muchos caídos en el camino, unos buenos, unos malos, pero a diferencia de los finales de los cuentos de hadas aquí perdió mas la sociedad que los originadores del monstruo.
Esta fábula se que cabe en muchas historias que a diario vivimos los colombianos, espero que nos haga reaccionar sobre la cantidad de monstruos que los colombianos creamos a diario y muchas veces no sabemos controlar.
PREGUNTA: No serán estos nuevos diálogos habaneros un nuevo Frankestein?