Cuando
Francisco Maturana dijo esta frase nunca pensé que la fuera a utilizar para
algo diferente a un chiste. Sin embargo, es una frase que queda como anillo al
dedo a la situación que tenemos los colombianos y a sus protagonistas a raíz
del plebiscito.
Colombia
tiene una oportunidad histórica para cambiar el rumbo, la polarización, y
lograr verdaderamente la paz que tanto anhelamos. Pero para esto los
protagonistas de la historia tienen que perder para ganar.
La
primera e incuestionable realidad de esta historia y sobre la cual se basa mi
teoría es que en las elecciones del 2 de octubre ganó el No, y que, de no
respetarse este veredicto y este triunfo de la oposición, no hay nada de que
hacer adicional a que los colombianos le pidamos a la OEA que aplique la carta
democrática a Colombia por haberse convertido en una dictadura.
El
principal protagonista de esta tragicomedia es el presidente Santos. Perdió el
plebiscito, debió haber renunciado y no lo hizo, debió haber pedido renuncia a
muchos de sus ministros y tampoco lo hizo, pero tiene la oportunidad única de ganar
por el hecho de haber perdido. Él tiene la posibilidad de convertirse en el
líder o conductor que los colombianos pensamos que era, aprovechar la mano
tendida de los líderes del No para hacer un gran acuerdo nacional y renegociar
los acuerdos pensando que las partes son por un lado las Farc y por el otro
todos los colombianos de bien.
Los
promotores del No ganaron el plebiscito, no creían que fueran a ganar, deben
como ya lo hicieron hacer las propuestas de modificaciones del acuerdo. La
carta del niño Dios deben volverla realidad y pensar, aunque el acuerdo no existe,
que esta es la base para lograr uno nuevo y que no todas sus consideraciones
van a ser tenidas en cuenta. Mejorar lo ya acordado es un triunfo.
Las
Farc tienen la oportunidad de demostrarle al país que quieren respetar la
democracia. No pueden desconocer su primera incursión electoral y no respetar
el resultado, ellos tienen que entender que van a tener que ceder en los
pactado; habían hecho el mejor acuerdo para ellos y la renegociación los dejará
sin tantas ventajas, pero con una aprobación mayor por los colombianos. La otra
opción es volver al monte, donde creo no quieren volver después de llevar seis
años durmiendo en colchón y con room service.
Por
último, no quiero dejar de hacer un comentario sobre la reforma tributaria,
esta no es ni buena ni mala, pero si necesaria. No podemos perder nuestra
calificación de riesgo, pero si no se toman correctivos sobre el gasto
seguiremos teniendo reformas cada dos años, no podemos seguir agrandando el
déficit fiscal por cuenta de comprar elecciones y consciencias.
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